
Venezuela vuelve a levantar la voz ante Washington. El ministro del Interior, Diosdado Cabello, denunció públicamente lo que considera un proceso “desordenado” y “opaco” por parte de Estados Unidos en la deportación de migrantes venezolanos. La llegada de un vuelo con solo 71 repatriados —cuando se esperaban más de 200— y el caso de una menor separada de sus padres están generando indignación y combustible político en plena campaña electoral.
Una repatriación… a medias

La noche del miércoles aterrizó en el aeropuerto de Maiquetía un vuelo de la aerolínea estatal Conviasa procedente de Estados Unidos, con escala en Honduras. Lo que debía ser un operativo de repatriación de al menos 244 migrantes venezolanos, terminó con solo 71 personas a bordo: 62 hombres y 9 mujeres, sin menores de edad.
El propio Diosdado Cabello, durante su programa televisivo “Con el mazo dando”, calificó el hecho como una muestra más del “desorden del imperio norteamericano” y criticó la falta de coordinación en los procedimientos migratorios.
La cifra no cierra y el malestar crece

Cabello explicó que las autoridades venezolanas habían enviado un avión de gran capacidad, preparado para recibir a más de 200 personas, tras confirmaciones previas de Estados Unidos. Sin embargo, el número fue reduciéndose sin explicación clara: de 244, a 170, luego 140, hasta los 71 que finalmente llegaron.
“No cumplen con los procedimientos de traslado”, dijo el funcionario, acusando a Estados Unidos de actuar sin transparencia y de violar protocolos establecidos. Según sus cifras, más de 3.000 venezolanos han sido deportados desde la llegada de Donald Trump al poder, en vuelos de Conviasa o mediante aviones fletados por EE.UU.
Más allá de los números, lo que más agita la tensión entre Caracas y Washington es el caso de Maikelys Espinoza, una niña venezolana de dos años que habría sido separada de sus padres tras su deportación. Según Cabello, la justicia estadounidense retuvo a la menor, alegando que sus progenitores eran “criminales”.
El gobierno venezolano denuncia el hecho como un “secuestro”, y el chavismo ya lo ha incorporado como bandera en la campaña electoral rumbo a los comicios regionales del 25 de mayo. Diversos candidatos oficialistas han prometido defender a los migrantes y presionar por la reunificación familiar en este caso.
Un tema humanitario que escala a lo político
La gestión de las deportaciones de migrantes venezolanos desde EE.UU. se ha convertido en un nuevo frente de conflicto diplomático y narrativo. Mientras Venezuela denuncia tratos inhumanos y procesos opacos, el gobierno de Trump mantiene una política de mano dura migratoria, ampliada desde su regreso al poder.
En un contexto regional donde la migración masiva venezolana sigue siendo uno de los desafíos más urgentes, casos como el de Maikelys podrían tener consecuencias no solo diplomáticas, sino también electorales y emocionales en una ciudadanía cada vez más sensible al tema.
[Fuente: ANSA Latina]