

Este miércoles comenzó el pago del bono Contra la Guerra Económica correspondiente a mayo para los trabajadores de la administración pública, a través de la plataforma Patria.
El monto depositado fue de apenas 11.280 bolívares.
Desde este mes el llamado ingreso mínimo integral ascendió oficialmente a 120 dólares, más un bono de alimentación (Cestaticket) de 40 dólares. Así, se totalizan 160 dólares mensuales a la tasa del Banco Central de Venezuela.
Sin embargo, este nuevo ingreso dista mucho de garantizar una vida digna.
En la práctica, el monto equivale a menos de 6 dólares diarios, una cifra que no permite cubrir un mercado decente, adquirir medicamentos esenciales ni cubrir los gastos básicos de subsistencia.
Según cálculos independientes, la canasta básica alimentaria ya supera los 500 dólares al mes para una familia promedio.
A pesar de la narrativa oficial sobre la «recuperación económica», los salarios en Venezuela siguen entre los más bajos del continente, con un poder adquisitivo extremadamente reducido.
El ingreso contra la guerra económica, si bien alivia momentáneamente el bolsillo, no resuelve los problemas estructurales del salario ni garantiza estabilidad laboral o protección social efectiva.
Mientras el régimen de Nicolás Maduro celebra estos anuncios como medidas de «protección económica», miles de trabajadores públicos denuncian que siguen dependiendo de bonos variables, sin incidencia en prestaciones ni derechos laborales adquiridos.
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